Por Sergio Ramos, abogado de RDI Servicios Jurídicos
Poder elegir libremente a un abogado, contratar y
acceder a sus servicios sin depender de terceras personas es un paso más hacia
la conquista de la autonomía personal e integración social. El acceso a los
servicios jurídicos ha sido notablemente facilitado por las nuevas tecnologías.
La tendencia de los últimos años es hacia una
reducción de la cifra de accidentes en nuestras carreteras, lo cual es un
éxito, pero aun así sigue habiendo demasiados accidentes que salvan la vida
pero sufren lesiones graves e invalidantes, que les limitan gravemente su
movilidad y autonomía.
Citando a Inmaculada Gómez, directora del Centro de
Referencia Estatal de Atención al Daño Cerebral “la rehabilitación ha de ser
superada a favor de la autonomía personal", refiriéndose a los pacientes
que padecen secuelas derivadas del Daño Cerebral Adquirido.
Sin embargo, esta máxima se puede aplicar también a
las personas con movilidad reducida por un accidente de cualquier clase. La
autonomía personal e integración social es un objetivo que debería ser
alcanzable en una sociedad civilizada como la nuestra. También lo es para sus
familiares, dado que las personas que se encuentran en esta situación son muy
dependientes de otros y normalmente lo son de la familia más cercana.
De este modo, cuanto mayor sea su grado de autonomía
personal, menos dependientes serán, lo que además mejorará su calidad de vida y
la de sus familiares.
La autonomía personal
como fin
Mediante una conexión a Internet y algún dispositivo
móvil se puede interactuar con nuestro abogado.
Las lesiones graves que redundan en secuelas
igualmente graves, hacen que las nuevas tecnologías sean un aliado perfecto
para que se puedan relacionar en igualdad de condiciones, aumentando así su
calidad de vida en muchos sentidos.
Uno de ellos es un mayor acceso a servicios a los
que de otra manera no podrían acceder, o les sería muy complicado. Entre otros,
pueden acceder con mucha facilidad a los servicios jurídicos sin tener que
desplazarse, lo que contribuye a aumentar la autoestima, independencia e
igualdad de oportunidades.
En muchos casos, las personas que sufren lesiones
invalidantes necesitarán la ayuda de un abogado, ya sea para reclamar algún
tipo de indemnización al causante del accidente; solicitar prestaciones de la
Seguridad Social y tramitar ayudas públicas.
El poder elegir libremente a su abogado sin tener
que trabajar con el que la compañía de seguros le impone, contratar y acceder a
sus servicios sin depender de terceras personas, es un paso más hacia la
conquista de su autonomía personal e integración social.
El acceso a los servicios jurídicos ha sido
notablemente facilitado por las nuevas tecnologías. Mediante una conexión a
Internet y algún dispositivo móvil (ordenador, tableta o smartphone) podremos
interactuar con nuestro abogado: utilizar Skype para reunirnos, hablar y
comentar temas con el abogado, sin necesidad de desplazarnos. Tener toda la
documentación relativa al expediente jurídico en una extranet accesible 24
horas al día los 7 días de la semana. Intercambiar documentos, comentarlos,
descargarlos, sugerir cambios, realizar propuestas, etc. Por supuesto, siempre
nos quedan los medios de comunicación más tradicionales como el correo
electrónico o el teléfono.
Y es solo el principio, aún estamos en los inicios
de la interactuación entre el usuario de servicios jurídicos y las nuevas
tecnologías, pero es cierto que ante un proceso traumático como es el de sufrir
las graves secuelas en un accidente, nuestra labor social como abogados incluye
la de garantizar el acceso al Derecho y a nuestros servicios, y en ello las
nuevas tecnologías tienen un papel fundamental. El servicio hacia nuestro
defendido ha de ser nuestro modus vivendi.